Parece increíble cómo han mejorado las conexiones de datos vía móvil durante los últimos años. Hemos pasado del GPRS, con cifras similares a las obtenidas por uno de los viejos módems analógicos que se usaban en los primeros años de Internet, a velocidades de varios Mbps
que permiten trabajar prácticamente igual que desde nuestra ADSL del
trabajo o casa y, encima, con la posibilidad de hacerlo desde cualquier
parte con nuestro portátil. Eso sí, por mucho que los anuncios de las
grandes operadoras se empeñen en vendernos una imagen idílica de esta
clase de conexiones, no todo es tan maravilloso y los usuarios han de
ser conscientes de las limitaciones técnicas de la propia tecnología.
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